ha sido la constante en Gorgas Negras, ha sido el ánimo antes de llegar al cauce y sobre todo ha sido la mejor forma de contener el intento de motín que se produjo cuando el hambre nos hacía que el estómago sonara más de lo habitual con ruidos extraños y por supuesto ha sido lo que hemos dicho todos cuando hemos visto el puente de Pedruel ansiosos por tener una cerveza entre las manos.
Cansados, satisfechos, la aproximación, la soledad en el descenso, la inmejorable compañía (a pesar de que nos acordamos de algunos amigos que no vinieron y que esperamos con ansia y envidia noticias de su actividad), vamos en definitiva un día para repetir, pero hoy no, ¡mañana!
salu2
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